sábado, 3 de octubre de 2009

A 27 años de la Masacre de Cantaura

A 27 años de la Masacre de Cantaura
¡Basta de Impunidad! ¡Nunca más otra masacre!
¡Fuera las bases yankees de Colombia y toda Latinoamérica!
La Masacre de 23 camaradas del Frente Américo Silva

Para 1982 en Estados Unidos el Presidente es Ronald Reagan. El imperio norteamericano está preocupado por los flujos revolucionarios en Latinoamérica y el Caribe. Ante esto, Reagan ordena usar la fuerza militar para cercar y exterminar, sin contemplación, a todos los movimientos revolucionarios de la región. Así, apoya militares en Guatemala y El Salvador. Fortalece sus bases militares en todo el continente. Utiliza a Honduras para entrenar a los contras e intenta acorralar a Nicaragua y Cuba, refuerza a la CIA, realiza bloqueos navales, embargos económicos, coacciona gobiernos diplomáticamente y corrompe a cientos de funcionarios de la región, entre muchas otras acciones. Esta es la llamada Doctrina Reagan.

Para ese época, en Venezuela, el Frente Américo Silva, FAS, combate al imperialismo norteamericano y a sus lacayos adecos y copeyanos. De momento, es la única vanguardia guerrillera del pueblo que mantiene la lucha armada como forma de lucha para defender los intereses del pueblo. Venezuela está quebrada e hipotecada. La deuda externa ronda los 26 mil millones de dólares. Las exportaciones petroleras han caído notablemente y la fuga de divisas mantienen en jaque a la nación. El pueblo está en la miseria y los barrios son reprimidos mediante el Plan Unión, el encarcelamiento de cientos de marginados y su envío, sin juicio, a las Colonias Móviles de El Dorado. Mientras tanto, las clases pudientes continúan viajando a Miami y enarbolando el “Ta’ barato dame dos”. Pronto llegará el llamado Viernes Negro cuando la moneda nacional sufrirá la más grande devaluación de toda su historia debido a la grave crisis económica ocasionada por el robo y despilfarro de los dineros del pueblo. El país lo preside el dirigente del partido Social Cristiano COPEI, Luis Herrera Campins quien, como buen lacayo imperial, recibe la orden de Reagan y gira las instrucciones de cerco y exterminio a los cuerpos represivos del estado.

Para el lunes 4 de octubre de 1982, el Frente Américo Silva acampa en Los Changuarriales del Morocho Evans, una zona boscosa cercana a la población de Cantaura, estado Anzoátegui. Tras ser delatados, la Operación de Cerco y Exterminio se activa. Más de mil quinientos soldados, funcionarios de la Disip y la PTJ cercan al campamento. Al amanecer, aviones Bronco y Camberra bombardean al FAS. Desde helicópteros llueven intensas metrallas. En tierra, las ráfagas del ejército y DISIP estrechan el anillo militar. 17 camaradas rompen el cerco y escapan. 23 no lo logran y son asesinados. Entre los caídos hay 17 hombres y 6 mujeres. Algunos de ellos mueren en la refriega y otros son heridos, capturados y ejecutados con tiros de gracia. A las mujeres les destrozan los vientres con culatazos y patadas. “Para evitar que sobreviva la semilla comunista” dicen los asesinos, entre ellos, Henry López Sisco y Arpad Bango, discípulos del terrorista internacional Luis Posada Carriles. Ejecutada la masacre, los cuerpos son enterrados en fosas comunes. Una semana después son exhumados y entregados ante la presión de familiares, camaradas, organismos de derechos humanos y la opinión pública. La premeditación de la acción, la desproporción de fuerzas y armas empleadas y la ejecución sumaria de los heridos hechos prisioneros, son elementos que señalan que se ha cometido una Masacre, que merece ser calificada como Crimen de Guerra o Crimen de Lesa Humanidad. Así es denunciado desde un primer momento por organismos de defensa de los derechos humanos y por actores políticos progresistas e incluso por algunos personeros del estatus. Sólo los autores intelectuales y materiales de la masacre, junto a sus cómplices habituales, justifican la atroz acción.

Este año 2009, 27 años después, la Fiscalía General de la República retoma el caso de la Masacre de Cantaura. Públicamente la Fiscal General, Luisa Ortega Díaz, se compromete a reabrir el caso y realizar las investigaciones. Para tal efecto se designa a Johnny Méndez, Fiscal 39 con competencia nacional y a 4 fiscales regionales. Ante tal oportunidad, muchos familiares, sobrevivientes, camaradas y amigos de las revolucionarias y revolucionarios del Frente Américo Silva asesinados en Cantaura, trabajamos en impulsar las tareas políticas y legales que posibilitarán vencer la impunidad que hasta ahora ha reinado. Ante la Fiscalía General de la República hemos ratificado las denuncias realizadas durante estos 27 años. En esta ocasión, nuestras exigencias son las mismas:

* Realizar una investigación ajustada a derecho.
* Calificar a la Masacre de Cantaura como Crimen de Lesa Humanidad o Crimen de Guerra, según sea lo pertinente en este caso.
* Enjuiciar a todos los culpables.
* Capturar a los culpables y aplicar las sanciones previstas en las Leyes de la República Bolivariana de Venezuela y los Acuerdos Internacionales suscritos por la nación, para los casos de Crímenes de Guerra o Crímenes de Lesa Humanidad.

Aportar justicia y verdad en la Masacre de Cantaura es más que un hecho legal. Es un deber con el ser humano. En la balanza están principios de trascendencia e impacto histórico, filosófico y político. Desentrañar el macabro plan de Cerco y Exterminio aplicado contra los hombres y mujeres del Frente Américo Silva es desenmascarar el carácter asesino del imperio norteamericano, la oligarquía nacional y la arribista camarilla política venezolana al servicio de esa oligarquía y el imperio.

El pueblo venezolano y los pueblos del mundo deben tener claro que la Masacre de Cantaura y su estela de impunidad, es apenas uno de los tantos crímenes cometidos durante los 40 años que mandaron en el país los Presidentes Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Rafael Caldera, Carlos Andrés Pérez, Luis Herrera Campins y Jaime Lusinchi. La traición de estos sátrapas significó que una vez vencida la dictadura de Pérez Jiménez en 1958, continuara la neocolonización del país y la neoesclavización del pueblo del Libertador Simón Bolívar.

Para impedir que las vanguardias del pueblo detuvieran tal acción de saqueo y neoesclavización, el imperialismo estadounidense, mediante sus lacayos en Venezuela, ejecutó una premeditada y sistemática campaña de terrorismo de estado: asesinatos, desapariciones, allanamientos, prisiones, torturas, suspensión de garantías constitucionales, ametrallamientos de barrios enteros, redadas permanentes, control total de la información gracias a que la mayoría de los medios de comunicación estaban en manos de las oligarquías y clases burguesas cómplices, cierre de universidades, distorsión de la memoria histórica del pueblo y sus saberes y valores éticos, transmisión permanente de anti valores, represión de manifestaciones, infiltración y espionaje de los movimientos populares, descalificación y criminalización de las luchas populares y sus protagonistas, reducción de la población por medio del hambre, la inasistencia médica y su exclusión de la educación y demás servicios fundamentales como las viviendas, entre tantos otros. Además, el uso de métodos represivos, armas, uniformes, vehículos, sirenas, entre otros muchos instrumentos policiales y militares, diseñados para demostrar una agresividad letal. El fin de todo esto: generar terror, miedo, angustia y con ello la debilidad y pasividad del pueblo ante la creciente entrega del país y el saqueo descarado de la riqueza nacional. En resumen: terrorismo de estado para perpetuar la dominación imperial.

A esta metodología de terror diseñada por el imperio se enfrentaron cientos de revolucionarias y revolucionarios venezolanos. Junto a ellos, muchos de origen extranjero en claro ejemplo de internacionalismo proletario. Los camaradas asesinados en Cantaura son parte de ese contingente de hombres y mujeres que en el siglo XX y XXI dan continuidad al esfuerzo emancipador que el pueblo libra desde la resistencia indígena, le gesta independentista y la guerra federal. Para ellos, y por el pueblo, exigimos justicia. Hoy cuando estamos por conmemorar el Bicentenario de la Independencia volvemos a gritar: ¡Basta de impunidad! El Gobierno Bolivariano Revolucionario debe actuar. Ante este caso, y muchísimos similares, la decisión política del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, debe ser fulgurante orden justiciera: todas las instancias gubernamentales deben facilitar la investigación. Quien la obstaculice debe ser destituido y enjuiciado. Los expedientes se deben desclasificar. Los participantes en este Crimen de Guerra o Crimen de Lesa Humanidad deben ser execrados de los puestos que ocupan en el andamiaje gubernamental. Los responsables de la masacre de los camaradas del Frente Américo Silva, escenificada en Cantaura, deben ser castigados. Los delatores también se deben desenmascarar, enjuiciar y castigar. También solicitamos:

* Las órdenes de operación emitidas por el gobierno de Luis Herrera Campins relacionadas con la planificación del ataque armado al Frente Guerrillero Américo Silva. Estás deben reposar en los archivos de seguridad de estado del Ministerio de la Defensa.
* Desclasificación de los archivos y documentos de Memoria y Cuenta correspondientes al año 1982 y pertenecientes a:
o Secretaría de la Presidencia de la República.
o Ministerio de la Defensa.
o Ministerio de Relaciones Interiores.
o Ministerio de Justicia.
o Dirección de Inteligencia Militar, DIM.
o Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención, DISIP.

Hoy, el pueblo venezolano debe ser consciente y estar preparado y alerta. La siembra de nuevas bases militares en Colombia son parte de una estrategia neocolonial definitoria con la cual se pretende detener el actual proceso de liberación de los pueblos de la región y su avance hacia el socialismo. Con estas bases, auspiciadas y defendidas por el gobierno del Presidente Álvaro Uribe y la oligarquía colombiana, se pretende activar nuevos planes de exterminio como los ejecutados contra el Frente Américo Silva en Cantaura. Actualmente el imperio se juega su sobrevivencia. La crisis mundial del capitalismo delata su resquebrajamiento. En el control de nuestra fuerza de trabajo pagada con salarios de hambre, método que significa la neoesclavitud, está su salvación. En el control de nuestros territorios, riquezas y recursos naturales, mediante la fuerza militar y el uso de los medios de comunicación para enajenar la voluntad de los pueblos, está su fuerza geopolítica y posibilidad de perpetuación como imperio. Esto es lo que se conoce como neocolonización.

Hoy, más que nunca estamos en emergencia pues la confrontación es inminente y definitoria. Los venezolanos y demás pueblos de Latinoamérica y el Caribe debemos estar preparados y unidos. El enemigo que enfrentamos es inmisericorde y letal. Larga es la lista de ejemplos a citar. Las masacres de Cantaura, Yumare, El Amparo, la Victoria, el Liceo Sanz, el 27 de Febrero, Puente Yaguno, Vietnam, Hiroshima, Nagasaki, Afganistán, Palestina, Irak, Haití, Panamá, Grenada, Colombia, Guatemala, Bahía de Cochinos, son apenas unos pocos casos de los miles que ha ejecutado el imperialismo norteamericano con sus correspondientes lacayos. Hoy, ser conscientes, estar organizados, unidos y preparados, es la única posibilidad de garantizar a nuestras familias un futuro de paz, respeto e igualdad.

Hoy, a 27 años de la llamada Masacre de Cantaura, alentamos al Ministerio Público a seguir adelante en las investigaciones, con sumo coraje y decisión. Al mismo tiempo decimos: Honor y Gloria, para los camaradas del Frente Américo Silva caídos en Cantaura. Estas revolucionarias y revolucionarios son héroes y heroínas del pueblo venezolano y como buena vanguardia, sus nombres señalan que el socialismo es el camino correcto. Su ejemplo está presente en cada lucha contra el imperialismo y la burguesía nacional. ¡Hasta la Victoria Siempre! ¡Patria, Socialismo o muerte! Venceremos!

Asociación Cantaura Vive / Capítulo Caracas. Fundación Julio Capote Martínez.

Fundación Emperatriz Guzmán. Fundación Américo Silva.

Héroes y Heroínas del Frente Américo Silva caídos en Cantaura

1. Roberto Antonio Rincón Cabrera. Primer Comandante.
2. Enrique José Márquez Velásquez. Segundo Comandante.
3. Emperatriz Guzmán Cordero. Tercera Comandante.
4. Sor Fanny Alfonso Salazar. Primer Oficial.
5. Carlos Jesús Hernández Anzola. Segundo Oficial.
6. Antonio María Echegarreta Hernández. Tercer Oficial.
7. Carlos Alberto Zambrano Mira. Cuarto Oficial.
8. Mauricio Tejada. Combatiente.
9. José Miguel Núñez. Combatiente.
10. Diego Alfredo Alonso Carrasquel. Combatiente.
11. Carmen Rosa García. Combatiente.
12. Beatriz del Carmen Jiménez. Combatiente.
13. María Luisa Estévez Arranz. Combatiente.
14. Jorge Luis Becerra Navarro. Combatiente.
15. Luis José Gómez. Combatiente.
16. Hildemar Lorenzo Morillo. Combatiente.
17. Baudilio Valdemar Herrera Veracierta. Combatiente.
18. Rubén Alfredo Castro Batista. Combatiente.
19. Nelson Antonio Pacín Collazo. Combatiente.
20. Julio César Farías Mejías. Combatiente.
21. Eusebio Ricardo Martel Daza. Combatiente.
22. José Isidro Zerpa Colina. Combatiente.
23. Euménides Isoida Gutiérrez Rojas. Combatiente.



Asesinos:

* Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica.
* Ronald Reagan. Presidente de Los Estados Unidos de Norteamérica.
* Luis Herrera Campins. Presidente de la República de Venezuela.
* Luciano Valero. Ministro de Relaciones Interiores.
* Gral. Vicente Luis Narváez Chourión. Ministro de la Defensa.
* Gral. Arturo Machado Santana. Director de Inteligencia Militar.
* Gral. José Dionisio Murga Cabrices. Comandante de Brigada de Cazadores de Maturín, estado Monagas.
* Remberto Uzcátegui. Director de la DISIP.
* Enrique López Sisco. Comisario de la DISIP.
* Arpad Bango. Comisario de la DISIP.
* Alirio Rabanales. Alias: Torres. Delator.
* Norberto Rabanales. Alias: Almeida. Delator.
* José Rojas. Delator.
* Bergenis Beracierta. Alias: El Gordo Beracierta. Delator.

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