sábado, 25 de julio de 2009

COMANDANTE GUERRILLERO AMÉRICO SILVA


Américo Silva, militante marxista leninista, activista urbano y guerrillero, nace en Aragua de Maturín, capital del otrora Distrito Piar del estado Monagas. Al morir su padre, Alberto Tirado, Américo, con apenas 12 años, toma una trascendente decisión: dejar la escuela para poder trabajar. Con su madre, Marcolina Silva, y sus hermanos, Alberto, Juan José, Antonio, Italo y Fernando, encara la subsistencia con firmeza y dignidad. Trabaja de bedel en el comedor escolar de Aragua y luego como vendedor de productos del campo en los portones de las compañías petroleras de Caripito y Jusepín. Así, desde muy joven, enfrenta la desigualdad social, la dominación extranjera y la necesidad de cambiar tal realidad. En la Escuela Cacique Taguay, de Aragua, culmina su primaria. Desde los 15 años discute la política nacional con Simón Sáez Mérida, Joaquín Blanco y Trino Barrios.

Para 1953, con 20 años, lucha contra la dictadura de Pérez Jiménez, en San Félix y Ciudad Piar, estado Bolívar. También en Aragua de Maturín, donde es perseguido por la Seguridad Nacional. A los 23 años vive en San Félix y es miembro de la resistencia clandestina de trabajadores. Al iniciarse la industrialización del hierro trabaja como conductor de ferrocarriles de la Orinoco Mining Company, OMC. Allí siente, con mayor fuerza, la explotación capitalista y la discriminación hacia la clase obrera. Junto a otros trabajadores progresistas fomenta las ideas revolucionarias, defiende y organiza a los obreros para rescatar el Sindicato del Hierro, bajo el dominio de los intereses patronales. Esa lucha se extiende hacia la defensa de las familias campesinas del Cerro de La Parida, hoy Cerro Bolívar, desalojados por la OMC, y la Guardia Nacional.

Derrotada la dictadura, Américo cumple tareas en el Instituto Agrario Nacional, IAN, en Monagas. Allí reparte tierras a campesinos, organiza sindicatos agrarios, activa luchas por el derecho a la tierra y contra terratenientes y latifundios. En 1960 participa en la fundación del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR. En el Campamento de la Juventud del MIR en Culantrillar es instructor de formación político-militar.

Para 1961 se ocupa de las guerrillas urbanas de oriente. Cuando tiene 30 años, es responsable de la Retaguardia y Logística del Frente Guerrillero Ezequiel Zamora asentado en los estado Miranda y Guárico. En oriente, con otros camaradas, funda el Frente Antonio José de Sucre al cual sirve como Primer Comandante. Viaja dos veces a Cuba y regresa al país el 8 de mayo de 1967 con el llamado Desembarco de Machurucuto, expresión de internacionalismo proletario. Tras la división del MIR, en 1970 se crea Bandera Roja. Américo Silva, está entre sus fundadores. Como parte del Comité Político Nacional de ese partido, miembro de la Comandancia del Frente Guerrillero Antonio José de Sucre y responsable político-militar del Distrito Trino Barrios, defiende la lucha armada y cuestiona la “pacificación” propuesta por el Gobierno de Rafael Caldera, política denominada por el pueblo “La paz de los sepulcros”. Desde 1971 concentra en Guayana trabajos políticos entre sectores de barrios, campesinos, obreros y estudiantes. A los 39 años muere en combate con la Guardia Nacional el 31 de marzo de 1972, en el kilómetro 21 en la carretera El Pao, San Félix, estado Bolívar.

Américo Silva se mantuvo durante 12 años en la lucha armada. Desde 1960, hasta 1972. Doce años en combate por el pueblo, sin interrupción, dudas ni sesgos. Vivió con entusiasmo y alegría. Luchó con vehemencia por la toma del poder y la instauración del socialismo en Venezuela. Ante algún revés, decía: “La lucha de los oprimidos, por el socialismo, contra el capitalismo y su máxima expresión imperial, es diversa y arriesgada y no termina ni con la traición de un desclasado ni con la muerte de un guerrero”. Américo, constituyó una familia con Argelia Velázquez de Silva, educadora, periodista y luchadora social con quien tuvo tres hijos: Hildemar Antonio, Italo Américo y Víctor Ricardo. La honradez, la solidaridad y la constancia revolucionaria definen su personalidad y calidad humana. Sus altos valores socialistas lo hacen destacar como líder político y comandante guerrillero. Hombre del pueblo que a fuerza de ejemplo se ganó el respeto y amor de familiares, amigos, y de quienes lucharon a su lado. Con ellas y ellos reafirmamos el epitafio en la tumba de El Flaco Américo: ¡Hasta la Victoria Siempre. Patria o Muerte, Venceremos!

Textos: Lic. Argelia Velázquez de Silva, Lic. Italo Américo Silva. Fundación Américo Silva.

Jesús Márquez Finol

Jesús Márquez Finol nace un 14 de agosto de 1936 en Cabimas, estado Zulia. Su madre, Laura Rosa Finol (Doña Luisa), es costurera y de oficios del hogar. Su padre, Maximino Márquez, chofer y mecanico. Al mudarse a la villa del Rosario lo inscriben en la Escuela Ziruma. Al verlo, el maestro lo apoda: "El Motilón". En el liceo Simón Bolívar de San Criostobal, Táchira, inica la secundaria y su activismo contra la dictadura. Luego, estudia Economía en la Universidad del Zulia, se certifica como locutor y trabaja en una radio.

Destaca como líder estudiantil y asume la Secretaria de Acción Democrática, partido aue abandona para unirse al Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR. En 1962 se muda a Caracas para impulsar al MIR, la guerrilla urbana y los Frentes Guerrilleros Ezequiel Zamora y Antonio José de Sucre. Vive en la residencia estudiantil de María Olivo, militante y madre de la guerrillera Olivia Olivo.

Con la Señora Olivo y su esposo constituye una célula política. En la residencia conoce a Gladys, estudiante de Historia, con quien se casa en 1964 y forma una familia de 4 hijos: María Luisa, Hildemar, José Manuel y Gladys Carolina, En la Universidad Central de Venezuela, retoma Economía. Para 1963, sube al Frente Ezequiel Zamora, donde están Américo Silva, Trino Barrios, los hermanos Víctor y Fernando Soto Rojas, Coquito González, El Chema Saher, entre muchos otros.

En 1964, funda la célula Nguyen Van Troy, en tributo al revolucionario vietnamita fusilado el 15 de agosto de ese año. En 1970, al dividirse el MIR y crearse Bandera Roja, se incorpora a este partido desde el frente Antonio José de Sucre. El 1 de diciembre de 1966, por una delacion, el SIFA y la DIGEPOL, allanan su apartamento.

Los 8 detenidos son incomunicados y torturados. A Motilón le desprenden la mandíbula. A los 3 meses lo trasladan al Cuartel San Carlos, luego a la Isla de Tacarigua denominada por el pueblo "Campo de Concentración Rafael Caldera", después a la Cárcel Modelo. Tras años de dolencias, le operan la mandíbula en el Hospital Militar. De allí, el 5 de diciembre en plena recuperación y cuando cumple 6 años de presidio, con una soga, se fuga del octavo piso y protagoniza el escape más espectacular del momento. Dos mese después, el gobierno de Caldera laçe quita la vida, pero jamás su inquebrantable firmeza y dignidad revolucionaria.

Jesús Márquez Finol, El Motilón, es asesinado el 1 de marzo de 1973. En caracas, avenida Los Jabillos de la Floridad, 7 esbirros del SIFA, le acribillan y secuestran su cadáver. Su esposa, Gladys Azuaje, lo localiza en el Hospital Militar, justo antes de ser llevado a la Villa del Rosario, estado Zulia, para enterrarlo sin presencia familiar. "Sólo una sábana cubría su cuerpo, tenía hematomas y quemaduras de balar en la cara y toda la parte posterior de la cabeza esta rellena de algodón, por la pérdida de la masa encefálica". El cuerpo es llevado e helicóptero hasta una finca zuliana militarmente custodiada. De allí al cementerio, donde niegan el paso a padres, familiares y amigos. El Gobierno de Rafael Caldera ocutla el crimen político. Pocos medios informan verázmente. La mayoría tergiversa el hecho.

Sor Fanny muere en Cantaura

1. El 4 de octubre de 1982 una muchacha bella, de nariz perfilada, se cepilla la larga cabellera negra para limpiarla de briznas, bachacos, hormigas, y apoya la cabeza sobre el morral.

La llovizna matinal pega al cuerpo la ropa de campaña. La noche ha sido dura. Todo ha sido duro para sor Fanny Alfonso desde hace doce años, cuando resplandeciendo en un traje de fantasía recibió la corona y el cetro de Reina de la Primera Feria de la Cruz y del Mar de Puerto La Cruz.

2. Lejos ascienden aeronaves color de cieno. Primero los helicópteros agobiados de cohetes y ametralladoras punto 40. Luego los Broncos cargados de bombas y artillería ligera. Al fin, los Canberra, flechas de propulsión a chorro con bombas, cohetería y ametralladoras. Escrutan en los instrumentos el rumbo hacia el hogar ancestral de nuestros antepasados kariña: la mesa de Guanipa. Los planes de vuelo marcan un blanco de nombre melancólico: Mare Mare, nombre del cacique o la deidad o el indígena que muere infinitamente en una elegía que también parece infinita: Mare Mare se murió/ en el sitio de Angostura/ ¿De qué murió Mare Mare/ si no fue de su amargura?

3. Quizá comienza la amargura de sor Fanny al estudiar Sociología en la Universidad de Oriente en Cumaná.

Quizá pone mal gusto en su vida leer sobre tanta pobreza para tantos y tanta riqueza para tan pocos. Quizá la vida no se estudia en libros. Los intelectuales consagrados abominan del compromiso.

Sor Fanny hace trabajo político en los sindicatos del calzado, en Petare, en El Cementerio. La fichan todos los aparatos represivos. La Reina de la Cruz y del Mar cambia los vestidos escotados por la camisa de caqui, el jean gastado, las botas Frazzani y la gran cartera donde el perseguido lleva todo lo que tiene, porque no sabe si volverá a dormir donde amaneció. Un frasquito de crema de almendras y un cepillo suave para el pelo es todo lo que conserva de otra vida que hubiera podido ser más amable, más falsa.

4. Mil quinientos efectivos militares cercan Mare Mare. Los preceden disips encapuchados. La Mesa de Guanipa es plana, con pastos ralos apenas punteados de matorrales y escasísimos árboles. El peor terreno para que decenas de guerrilleros y estudiantes se reúnan a discutir sobre su estrategia después del terrible golpe de la captura de su principal dirigente, Gabriel Puerta Aponte.

5. Quienes conocieron a sor Fanny la recuerdan como mujer que aparenta carácter fuerte y argumenta con vehemencia pero que es en realidad muy sensible.

Llora con facilidad, es incansable y muy trabajadora. De escondite en escondite, se gana la buena voluntad de todos porque asume la protección de las jovencitas y es magnífica cocinera. Una amiga cuenta que pechereó a un hombre que les faltó el respeto. Otra, que escapó de ser violada por tres maleantes luego de una pelea que la llenó de contusiones. Las reglas de seguridad mandan que al cambiar de escondite debe romper todo vínculo con la familia del alma de los solidarios.

Sor Fanny no se resigna a esa muerte periódica de su mundo. A veces, rompiendo la seguridad, restablece contactos. El cerco represivo urbano se hace tan fuerte que se incorpora a la guerrilla como comandante Patricia, en homenaje a su madre, Patricia Salazar.

6. Los vecinos de la zonas saltan al sentir vuelos rasantes de aviones, explosiones, tableteo de ametralladoras.

Ricardo Matheus narra que “con los aviones Bronco bombardearon la zona, luego llegaron los helicópteros para barrer el bosque con sus ametralladoras punto 50 y por último de nuevo desde los aviones Bronco dispararon cohetes y bombas en circunferencia amplia, donde permanecían no sólo guerrilleros al margen de la ley, sino trabajadores del campo quienes fueron alcanzados por los proyectiles disparados desde diferentes ángulos y por la onda explosiva de las bombas” (2001, 6-10-82, p. 30). El gobernador copeyano de Anzoátegui, Abdel Muhammad, niega que se hayan empleado bombas. Pero Eduardo Rivero Olmos testifica que “En las poblaciones urbanas y ciudades cercanas se insiste con indignación en la muerte de numerosos civiles, entre ellos 7 indígenas y un número indeterminado de campesinos. Aseguran, los que esto sostienen, que los cadáveres de estos civiles han sido sepultados en el mismo sitio de los acontecimientos.

Otros dicen que no ha sido necesario ya que los cuerpos quedaron despedazados por las bombas y la metralla de los aviones Bronco” (El Mundo, 7-10-82).

7. Quisiera saber, quisiera no saber cómo son los últimos instantes de los fugitivos que sólo tienen ideas indestructibles y armas oxidadas contra el bombardeo de saturación que los diarios llamarán “operación exterminio”. Quizá sor Fanny ve caer al catire Antonio Rincón, primer comandante del “Frente Américo Silva”.

Quizá auxilia a la bella María Luisa Estévez, que cae herida en las piernas. Quizá lo último que escuchan son estampidos secos: tiros de gracia.

8. María Luisa es hija de un piloto de Viasa y de una propietaria de caballos purasangre, Vicenta Maruja Arranz de Estévez, calderista sin filiación política. Tras la exhumación, ésta declara que “todos esos muertos presentaban heridas por armas de fuego en las piernas y en la cabeza (...) sólo cuatro de los cadáveres tenían sus cuerpos cubiertos con uniformes militares y el resto, a excepción de su hija, estaban desnudos”. Concluye la señora Arranz que sólo lo uniformados eran guerrilleros, y los demás, estudiantes (El Nacional, 14-10-82, D-24).

9. La evidente disparidad de bajas -23 muertos entre los rebeldes contra uno en el Ejército- confirma la convicción de que se trata de una ejecución en masa. El “Viernes Negro” del 18 de febrero de 1983 colapsa el sistema bipartidista.

La masacre se vuelve su forma esencial de contacto con el pueblo: Yumare, El Amparo, el Meridazo, el Caracazo.

Tantos nombres, tan recordados, y tantas hecatombes, tan impunes.




Luis Britto García

EL POR QUE DE LA MASACRE

El Grupo Bandera Roja fue -hay que hablar ya en pretérito- el que mantuvo por más tiempo la estrategia de lucha armada. Para 1982 era el único que continuaba en ese camino. En el Oriente de la República tenía o había tenido sus principales baluartes desde los años sesenta. En ese momento Bandera Roja o lo que más tarde se agruparía bajo ese nombre, militaba en el MIR. Tres hombres, incorporados desde su más temprana juventud al MIR, descollarían por su sagacidad, su genio político y su valentía. Eran Américo Silva, Carlos Betancourt y Gabriel Puerta. Allí hicieron sus primeras armas políticas. Luego vendrían las divisiones que fueron tasajeando la izquierda. En un proceso de diez años, entre 1960 y 1970, el MIR se escindió varias veces. De allí saldría Bandera Roja, creada en 1970 en una de las tantas divisiones que han sacudido al MIR. Sus hombres querían mantener incólume la línea de lucha armada que venía practicándose desde diez años atrás. El campo lógico para sus actividades era el Oriente donde los tres jefes de Bandera Roja tenían prestigio y conocían la geografía de la región. Los hombres de Bandera Roja ya habían realizado actividades guerrilleras siendo miembros del MIR en las cuales sobresalieron precisamente en la zona oriental. Lo lógico, una vez producida la escisión que los emancipaba de aquel partido, era proseguirlas. Y así lo hicieron. Pero las condiciones ya eran difíciles. Reintegrados a la vida legal otros grupos, la base social de la guerrilla se reducía. Sin embargo, Bandera Roja mantuvo con perseverancia a lo largo de la década de los setenta su línea armada. Haciendo alardes de dureza y decisión vencieron en ese lapso todas las tendencias depresivas y enfrentaron todos los obstáculos. Pero la situación fue haciéndose insostenible. Américo Silva bajó de la montaña, sin duda porque las condiciones debieron hacérsele insostenibles. Fue asesinado por la policía política en una alcabala de Puerto Ordaz, denunciado o delatado como ocurre siempre en esos casos. Murió peleando, el arma en la mano para la defensa frente a quienes lo agredían.

Este episodio doloroso no coartó a Bandera Roja en su propósito de mantener focos de resistencia armada en el Oriente. Ya Carlos Bentancourt, que llegó a ser el más legendario de los jefes guerrilleros del Oriente, se había visto obligado a descender de la montaña por falta absoluta de recursos. Bandera Roja insistía en reiterar su línea. Y a ese efecto intentó reorganizar los frentes del Oriente o preparar condiciones que permitieran su eventual reanimación. Casi todos los cuadros de la organización y sus materiales de trabajo se concentraban en los territorios de allende el Unare. Desde las zonas guariqueñas de Altagracia de Orituco hasta las monagüenses de Caripe, Bandera Roja buscaba revivir una forma de lucha que encontraba, expirando los años setenta, crecientes dificultades. No se sabe si los muchachos que fueron a reunirse en las cercanías de Cantaura iban a integrar un destacamento o asistían a una reunión o jornada de entrenamiento. Eran en su mayoría estudiantes de institutos de educación superior de Caracas pero sí resultaba lógica su presencia en Cantaura, cualquiera fuera la índole de su concentración allí, dado que el Oriente constituía el epicentro de todas las preocupaciones de Bandera Roja. Distintas versiones tratan de explicar el propósito del traslado de los muchachos desde Caracas hasta la ciudad oriental. ¿Se trataba de una reunión política, previa a activistas ya insurgentes o era un pleno de actividades para el cual se escogió la región más idónea? En todo caso quienes allí se juntaban estaban desarmados. Ninguno de ellos portaba armas por lo menos en el momento en que sucumbieron a la metralla policial. Pertenecían a un grupo revolucionario que no daba cuartel y entre ellos había veteranos que habían intervenido en enfrentamientos armados con el orden. Pero ni siquiera ellos, líderes en aquella reunión, tenían elementos bélicos en sus manos, menos los estudiantes venidos de Caracas.

¿Por qué esa masa de estudiantes con algunos jefes fue masacrada sin piedad ni mérito alguno?, desde el punto de vista militar es algo que debe ser explicado para que resplandezca el substratum político del asunto. Cuando se produce la masacre de Cantaura habían cambiado ya los conceptos de contrainsurgencia. Durante los años de Kennedy, la contrainsurgencia se inspiraba en la idea de cortarle a los guerrilleros la base social. El ejército y las policías tenían que trabajar ante todo a la población campesina para que ella rehusara el apoyo a los guerrilleros. Sólo después de aislarlos, los guerrilleros debían sufrir el acoso militar de la contrainsurgencia. Con Reagan y aún antes, aparece otra doctrina. Al foco guerrillero hay que exterminarlo aún en sus más incipientes manifestaciones. Permitir que subsista, así sea larvado, constituye un grave peligro. Una guerrilla que arraiga o se mantiene resulta indestructible.

Proceder sin contemplaciones en el primer momento ahorrará esfuerzos estériles más tarde. La contrainsurgencia que siguen los ejércitos y las policías latinoamericanas viene de los Estados Unidos. No es nada extraño. Nuestra dependencia es integral y va de las medias de nylon a las armas de los ejércitos. Ningún ejército latinoamericano ha creado una doctrina de contrainsurgencia entre otras cosas porque ya ella existe. Es como si fuéramos a inventar el automóvil cuando él lleva un siglo rodando. Para el momento en que se produce a matanza de Cantaura la doctrina de Reagan había desplazado a la de Kennedy como método para enfrentar los retos guerrilleros. La ciudad oriental fue el primer teatro en el cual se la aplicó en Venezuela. Eso explica la brutalidad con la cual se procedió a sabiendas que allí no había un núcleo propiamente guerrillero o en todo caso que los allí reunidos no presentaban un desafío de carácter militar. La aviación que bombardeó el lugar donde deliberaban los que luego morirían en Cantaura y la policía que hizo la tarea sucia del asesinato sin heroísmo se guiaron por la doctrina de Reagan que aconseja disipar toda duda apelando a los medios más brutales desde el primer momento.

El asalto a los muchachos reunidos en Cantaura debió planearse como una gran operación militar. Así lo prueban la diversidad de las fuerzas que realizaron la faena, los intervalos en su ejecución, la sincronización de todas las fases del operativo y por último los medios utilizados. Es obvio que la presencia de la gente de Bandera Roja en Cantaura había sido delatada a la policía. No se sabe si hubo alguna delación pero es harto probable. Ninguna policía realiza la menor tarea sin el hilo de Ariadna de una delación. Es posible que la llegada a Cantaura o a sus alrededores de decenas de muchachos, extraños al medio, llamara la atención de los pobladores de la zona y a través de los comentarios adecos o copeyanos del lugar se enteraran de la reunión. También sería factible que alguno de los que iban hacia Cantaura se lo contara a un amigo y por este conducto la noticia alcanzara los oídos de la policía. Pero era evidente que los cuerpos represivos conocían la reunión de antemano. Pudieron haber detenido a los asistentes -ya reunidos en el lugar de los acontecimientos- porque las informaciones de que disponía la policía permitían saber que los concurrentes estaban desarmados y eran jóvenes universitarios en su mayoría. Pero es obvio que se quiso hacer un escarmiento ejemplar para aterrorizar a quienes quisieran seguir el camino guerrillero. La Disip a quien tocaría la masacre es un cuerpo muy penetrado por gente que profesa odio mortal a las izquierdas. Allí estuvo Orlando García, traído por Bentancourt y por Carlos Andrés Pérez en los años de la insurgencia brava. Más tarde estuvo el Mono Morales Navarrete, nacionalizado por Octavio Lepage en tiempo record. Y por último, Luis Posada Carriles fue alto jefe en este cuerpo. En cierto modo la Disip es una policía mayamera que tiene, como todo lo que se relaciona con esa ciudad, un aborrecimiento letal a todo lo que huela a revolución. Está claro por estos elementos que la masacre fue premeditada, pues la policía conocía el estado de indefensión de los que allí estaban y además ellos no hicieron ni podían hacer resistencia.

El proceso de la masacre es conocido. La Aviación Militar arrojó sobre la reunión en los matorrales vecinos una bombas para dispersar a los que allí deliberaban. No se sabe si las bombas mataron a algunas personas. Son misterios que se conocerán dentro de años cuando los sobrevivientes puedan o consideren oportuno hablar. Hasta ahora ellos según parece no han hecho ninguna revelación. Por supuesto, si hablan pueden caer en ese foso del olvido que son los juicios militares donde los presos pasan hasta catorce años sin que haya ninguna actuación procesal. Nada más parecido a un juicio militar que La Rotunda de Gómez que tenía hasta un calabozo llamado El Olvido. Realizado el bombardeo vino la policía política. Y se consumó la matanza. A algunos muchachos se les remató. Eso fue todo, así de simple. Y pasados los días, como ocurre con los tremedales, la bomba así producida se esfumó en las aguas espesas y estancadas. Nadie ha vuelto a hablar del asunto. Sólo en la Universidad Central cada aniversario se recuerda con gritos de protesta. En el país impera el silencio más absoluto.

¿Los responsables? Mirad a las jerarquías del Estado. Gobernaba el doctor Luis Herrera Camping. El tuvo que saber lo que se planeaba. Cuando se trata de asuntos tan graves ninguna policía o ningún otro cuerpo, por alto que sea, se atreve a proceder sin la anuencia del Jefe del Estado. Herrera dirá tal vez que él no sabía que iba a producirse una matanza. Autorizó la represión por los medios normales. Esa sería su defensa si imaginamos un juicio de responsabilidades que bajo el actual sistema es obvio que jamás se realizará. El Ministro del Interior era Luciano Valero pues Pepi Montes de Oca había salido a disputarle a Rafael Caldera la candidatura presidencial de COPEI. No cambia la historia. La policía casi siempre consulta con los Ministros del Interior los procedimientos represivos del orden político. El bombardeo de la Fuerza Aérea debió ser consultado con el Presidente de la República y con el Ministro de la Defensa. Pero nombres aparte el gran responsable es el régimen, el que viene desenvolviéndose desde el 23 de enero, capaz de asesinar sin sonrojarse aún en circunstancias en que no es necesario usar métodos extremos. En Venezuela la tradición que permite a los cuerpos armados usar y abusar no se ha extinguido. Póngale usted un uniforme al más lerdo de los venezolanos. Se convierte en fiera que mata hasta a la madre si fuere necesario. Además de eso vivimos en la época en que los sistemas de la democracia basados sobre la desigualdad y la opresión palpitan llenos de temores. Esas masas oscuras que vegetan en el hambre, esos niños barrigones arrojados al barro de la calle parecen quietos y resignados. ¿Pero no habrá en ellos la llama del desquite? Estamos como en los tiempos que precedieron a la Revolución Francesa cuando los campesinos arañaban la tierra para mitigar un poco el hambre. Vivimos bajo un sistema neurótico que sabe cuán grave es la vida de las masas. No basta el voto quinquenal, no basta la rotación de los partidos en el poder, no basta el Congreso. Con eso nadie come. De allí la necesidad de la represión fulminante. Las democracias se distinguen de las tiranías en que ellas reprimen con salvajismo de vez en cuando mientras las otras lo hacen todos los días. Una democracia puede ser tan criminal como una dictadura. Recuérdese el crimen de las Tres Culturas en el México de 1968 y la matanza de Cantaura en Venezuela. Por cierto Cantaura no fue única, después vendría Yumare ya bajo Jaime Lusinchi. Consagremos hoy unas palabras al puñado de muchachos venezolanos que desde el 5 de octubre de 1982 reposan bajo nuestro suelo. A una de las madres de esos muchachos, la que lleva todos los años al cementerio una flor para su hija masacrada, quiero dedicarle estas últimas palabras. Como alivio para ella digamos que el futuro a veces se construye con lágrimas.

Suplemento Cultural, Ultimas Noticias, 18 de octubre de 1987

jueves, 23 de julio de 2009

Masacre de Cantaura

La Masacre de Cantaura fue una operación militar llevada a cabo el 4 de octubre de 1982 por los órganos de seguridad del estado venezolano contra un grupo de insurgentes del Frente Guerrillero "Américo Silva" del grupo Bandera Roja (Venezuela) en las cercanías de la ciudad de Cantaura en el estado Anzoategui, Venezuela.


En esta operación considerada una masacre por los sectores de izquierda venezolana, fue bombardeado un campamento del Frente Guerrillero "Américo Silva" en armas, compuesto por cerca de 41 guerrilleros, de las que fallecieron 23 combatientes, algunos de ellos presuntamente que no perecieron luego fueron acribilladas o rematadas por los organismos de seguridad del Estado. Dentro de ese grupo hubo sobrevivientes como Alejandro Velásquez Guerra, que más tarde narrarían lo sucedido en el sitio.

Victimas de la masacre
Los mandos y combatientes muertos en Cantaura fueron:

  • Roberto Antonio Rincón Cabrera, (alias Sergio y El Catire, Primer Comandante del Frente FAS);
  • Enrique Jose Márquez Velásquez (alias Florencio, Segundo Comandante);
  • Emperatriz Guzmán Cordero, (alias Sonia o Chepa, Tercer Comandante);
  • Sor Fanny Alfonzo Salazar (alias Patricia y Pat, Miembro de la Comandancia);
  • Carlos Jesús Arzola Hernández;
  • José Miguel Núñez, (alias Rivas, zanahoria y el españolito);
  • Mauricio Tejada (alias Plaza);
  • Carmen Rosa García, (alias Rosi);
  • Ildemar Lorenzo Morillo (alias Rafael);
  • Carlos Alberto Sambrano Mira(alias Jaime);
  • María Luisa Estevez Arranz (alias Natacha);
  • Antonio María Echegarreta Hernández;(alias Ramón)
  • Beatriz del Carmen Jiménez, (alias Maira);
  • Baudilio Valdemar Herrera Veracierta (Robin);
  • Jorge Luis Becerra Navarro, (alias Gilberto);
  • Eumennedis Ysoida Gutiérrez Rojas, (alias Heidi);
  • Diego Alfredo Alfonso Carrasquel (Alejandro);
  • Luís José Gómez (Pomponio);
  • Eusebio Martel Daza (alias Domingo);
  • Rubén Alfredo Castro Batista;
  • Nelson Antonio Pacín Collazo;
  • Julio César Farías Mejías (alias Miguel)José Isidro Zerpa Colina.

Esta masacre significó el fin de la lucha armada en Venezuela y el desmantelamiento del útlimo frente guerrillero en oriente.

Los Caidos en Cantaura

Diego Alfonzo Carraquel (Alejandro): Estudiante, 28 años de edad, natural de Barcelona, Estado Anzoátegui. Combatiente del Frente Américo Silva.

Sor Fanny Alfonso Salazar (Patricia). Socióloga de 32 años de edad, egresada de la Universidad de Oriente, Núcleo Anzoátegui, natural de Puerto La Cruz, graduada de Bachiller en el Liceo Tomás Alfaro Calatrava. Fue destacada guerrillera. Sobrevivió a una emboscada de la Disip en Santa Inés, donde fue gravemente herida por disparos de FAL, incluso en la cabeza. Dejó una hija de nombre Sor Fanny Jiménez. Se había incorporado en eño 1972 a Bandera Roja y desarrollo una labor polñitica en Caracas donde era miembro del Comité Politico Nacional. En 1978 pasó a formar filas e el Frente Américo Silva donde consiguió el grado de Primer Oficial, el cual ostentaba en el momento de su muerte. Era una hermosa mujer que en 1972 fue electa Reina de la Primera Feria del Mar en Puerto La Cruz, y que es su época de liceísta se había distinguido como redactora del Semanario El Esequibo.

Eusebio Ricardo Martel Dasa (Domingo). Pocos datos sobre él. Solo se sabe que era dirigente obrero y que había nacido en Caracas.

Carmen Rosa García (Rossi). Estudiante, de 19 años, nacida en Cariaco, estado Sucre. Pese a su corta edad se había destacado en el campo de la cultura popular y las luchas reivindicativas de su pueblo. El mismo año de su muerte se había incorporada al FAS como combatiente.

Beatriz del Carmen Jimenez (Mayra). Estudiante de 24 años, igualmente nacida en Cariaco, Estado Sucre.

María Luisa Estéves Arranz (Natasha) De 27 años de edad, estudiente de arquitectura de la Universidad Simón Bolívar y Zootecnia en la Universidad de Oriente, Núcleo Anzoátegui. Natural de Caracas, miembro del Secretariado del Comité Político Regional Hugo Guzmán Jaramillo, de Bandera Roja, partido al cual ingresó en 1976. Dos años después su partido le
encomendó tareas revolucionarias en Anzoátegui. Era combatiente y cumplía labores de retaguardia para el momento de su muerte.

Comandante Emperatriz Guzmán Cordero (Chepa). De 38 años de edad, fundadora y Tercer Comandante del Frente Américo Silva para el momento de su muerte. Nacida en Aguasay, Estado Monagas. Compañera de vida del Comandante Pedró Véliz Acuña, fundador del FAS. Combatió hasta el último momento en Los Changurriales tratando de romper el cerco después que el campamento fue bombardeado. Se cadáver presentaba un tiro de gracia, es decir fue rematada. Portaba un M1. Fue la primera mujer en subir a las montañas del Turimiquire en calidad de combatiente. Fue fundadora de Bandera Roja. Participó en el secuestro del industrial Carlos Domíguez Chávez. Se Había fugado del Cuartel San Carlos en 1975. Está sepultada en su pueblo natal.

Jorge Luis Becerra Navarro (Gilberto). Estudiante de la Universidad de Oriente, Núcleo de Bolívar. Nació en Ciudad Bolívar y tenía 20 años de edad.

Mauricio Tejada (Plaza). Estudiante de la Universidad Central de Venezuela. Nacido en Medellín, Colombia, residenciado en Caracas. En su país se destacó como dirigente estudiantil de nivel medio. Se dijo en el momento de su muerte que era miembro del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Fue militante del Partido Comunista de Colombia. Se vino con su familia a Venezuela a continuar sus estudios en el Liceo Andrés Bello de Caracas. Se destacó como dirigente estudiantil en la Facultad de Economía de la UCV, donde fue miembro del Centro de Estudiante. Se Incorporó al FAS en 1978 y para el momento de su muerte era Primer Oficial.

Luis José Gómez (Pomponio). Fue dirigente estudiantil del Liceo Dr. Cruz del Valle Rodríguez, de Anaco, nación en Anaco y tenía 19 años de edad, para el momento de su muerte era combatiente del FAS y miembro del Centro de Estudiante del mismo Liceo. Su padre y hermanos eran cuadros de la Liga Socialista. Siendo Estudiante del Grupo Escolar Los Algarrobos, en Anaco, apenas adolescente, le confió a su amigo y compañero de estudios Eduardo Rodríguez Gil, hoy reconocido Gineco-Obstetra, que de adulto sería un combatiente guerrillero.

Julio César Farías (Miguel). De 20 años de edad, era dirigente estudiantil de la Escuela Técnica Industrial de Barcelona. También era dirigente comunitario de Los Troconales, Barcelona.

Comandante Roberto Antonio Rinción Cabrera (El catire). Tenía 32 años de edad, era el Primer Comandante del FAS, natural de Maracay, Estado Aragua, asumió la jefatura del frente después de la detención Gabriel Puerta Aponte en Caracas. Para el momento de su muerte era miembro destacado del Comité Político Nacional de Bandera Roja. se incorporó al movimiento revolucionario desde muy joven, en la década del 60.

Fue fundador de Bandera Roja y formó parte del Frente Guerrillero Antonio José de Sucre, asignado al Distrito Fabricio Ojeda, en Ciudad Guayana. se destacó como dirigente estudiantil, obrero y campesino de Bandera Roja. Fue detenido en 1974 y llevado a La Pica de donde se fugó en 1977, para incorporarse al FAS. La mañana del 4 de octubre, a las 8 fue herido desde un helicóptero y luego lo remataron con un tiro de gracia. Está sepultado en Maracay.

Nelson Pacin Collazo (Víctor). Tenía 23 años, era estudiante del tercer año de economía de la Universidad Central de Venezuela. Nacido en Caracas. Fue destacado dirigente estudiantil. Dejó una carta a su madre explicándole que abandonaba los estudios porque era revolucionario que se iba a luchar por su patria y le pedía que lo entendiera.

Comandante Enrique José Márquez Velásquez (Florencio o El Gato). segundo Comandante del Frente Américo Silva y miembro del Comité Político Nacional de Bandera Roja. Era Estudiante y empleado de la Universidad de Oriente, Núcleo Sucre. Nacido en Cumaná. Incorporado a Bandera Roja en 1975. Ya en 1977 era responsable del Comité Político Regional en el Estado Sucre. En 1978 ingresó al FAS.

José Miguez Nuñez (Zanahoria). estudiante de la Universidad Central de Venezuela, residía en Caracas. Natural de Sevilla, España. Era hijo único. Sus padres se fueron del país una semana después de darle cristiana sepultura en Caracas.

Ruben Alfredo Castro Batista. Tenía 27 años. Era dirigente obrero en el Puerto de La Guaria, donde había nacido.

Baudilio Vademaro Herrera Veracierta (Robin). Tenía 18 años, era estudiante de bachillerato. Había nacido en Barcelona, dode esta residenciado.

Antonio María Echegarreta Hernandez (Ramón). De 24 años de edad, natural de Caracas. Importante cuadro de bandera Roja en la capital de la República.

José Isidro Zerpa Colina. De 28 años de edad, obrero, nacido en Barinas, estado Barinas. Estaba recién incorporado al FAS. Fue uno de los ajusticiados y su cadáver quedó irreconocible. Fue exhumado el 19 de noviembre de 2005, en la ciudad de El Tigre, estado Anzoátegui.

Carlos Hernandez Anzola. Tenía 32 años de edad, era obrero y dirigente vecinal del 23 de Enero en Caracas. En 1978 entró a formar parte de la Unidad Urbana de Bandera Roja encaracas y al año siguiente se incorporó al Frente Guerrillero, del cual era Segundo Oficial. Su muerte ocasionó serios disturbios en el 23 de Enero, a tal punto que el gobierno debió militarizar la zona e imponer un toque de queda en la urbanización, el cual se prolongó durante varias semanas.

Itamar Lorenzo Morillo (Rafael). Era estudiante de la Universidad Centreal de venezuela, nacido en San Luis, Estado Falcón. Era Combatiente del FAS.

Carlos Aberto Zambrano Mira (Jaime). De 30 años de edad. Era responsable político de las Milicias Campesinas de Bandera Roja. Natural de Santiago de Chile y residenciado en Cumaná. Su padre, el ingeniero Miguel Ángel Zambrano Ochoa fue una de las personas que libró la titánica lucha para denunciar la muerte de los 23 guerrilleros.

Eumides Isidora Gutierrez Rojas. Era maestra graduada de en el Instituto Arismendi de Puerto La Cruz, hija del Sargento de la Guardia Nacional Teodosio Gutiérrez. Era natural de San Tomé, Estado Anzoátegui. Estaba residenciada en la población de Chorrerón, Municipio Guanta del mismo estado. Se había incorporado al FAS 4 años antes de su muerte.

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